Por
Margarita Labarca Goddard.
Me comencé
a comer las uñas cuando la directora de El Mataquito me pidió que escribiera
otro artículo sobre educación. No como la vez pasada, al tun tun, sino con conocimiento
de causa. “Tienes tres días para especializarte”, me dijo, eso fue todo.
Desde que
leí el artículo de Carlos Peña en El Mercurio pensé “Este gobierno es malo pero
no puede llegar a tanto”. Lo primero que hice fue buscar el proyecto de
ley. Lo encontré, bendito sea internet a pesar de sus espionajes. Yo no soy
especialista en educación, pero soy una abogada chilena perfectamente capaz de
entender una ley.
¿Y con qué
me encuentro? Primero, que hay varios proyectos, entre ellos uno que se llama “Proyecto
de Ley que regula la admisión de los y las estudiantes, elimina el financiamiento
compartido y prohíbe el lucro en establecimientos educacionales que reciben
aportes del Estado.” Este debe ser, me digo. Vaya con el nombrecito.
Pero ay, no
es un proyecto de ley, una ley completa y ordenada en forma racional, clara y
lógica, es decir inteligente, como nos enseñó don Andrés Bello. Es un
charquicán, un conjunto de pegotes ininteligible. Con razón no lo entiende ni
el mismísimo Ministro.
Pero como soy
abogada antigua –no digo vieja- me tiro a la piscina y comienzo a desentrañar
este galimatías. ¿Qué haría usted si se encontrara con un artículo como
este?: “g) Intercálase, en el
párrafo primero de la letra d), a continuación de la segunda vez que se emplea
la expresión “establecimiento” y antes del punto y coma (;), la siguiente
oración: “, entre las cuales deberá contemplarse expresamente la prohibición…” Pensaría
que es una burla ¿verdad? Pues todo el
proyecto es así una gigantesca perla de ineptitud que haría
que don Andrés Bello se revolviera en su tumba. Pero como ya estamos bastante
curtidos, a los viejos y a los jóvenes súper inteligentes y avispados que hay
ahora no nos pueden tomar el pelo tan fácilmente, y comprendemos que esto se ha
hecho deliberadamente así, incomprensible.
Yo lo tengo
todo: el mensaje de la presidenta, de cerca de 40 páginas, estudiado párrafo
por párrafo y con los correspondientes comentarios. Y todas las modificaciones
a leyes o Decretos con Fuerza de Ley. Porque me he dado el trabajo de integrar
y poner “Como quedó” cada artículo, cada inciso, cada párrafo modificado.
Difícil pero lo he logrado ¿no les dije que soy una abogada antigua, que
estudió cuando la
Universidad no estaba dirigida por pacos? Son 120
páginas más, al que quiera se las mando.
Conclusiones
que he sacado: 1. Este proyecto sólo se refiere a la educación escolar, nada
sobre educación universitaria. 2. Sobre la educación pública no dice ni pío ni siquiera la desmunicipaliza. 3. Todo el “sistema educacional chileno”
descansa en la educación privada (Estado subsidiario). 5. No suprime el copago
pero lo asume el gobierno, y los estudiantes ya no pagarán nada. 7. Para
recibir las subvenciones y el equivalente al copago, los “sostenedores” tendrán
que constituirse como empresas sin fines de lucro. Será muy fácil para ellos
burlar las leyes. Acuérdense que muchas compañías mineras han trabajado años “a
pérdida”. 8. Los organismos estatales que vigilarán que no haya lucro y
el personal honesto que los integrará, todavía no existen. 9. Parte de las
subvenciones las podrán dedicar los sostenedores a comprar sus edificios y
después se los podrán revender al Estado. 10. Los artículos transitorios fijan
plazos de hasta 10 y 12 años para que todo este sistema rija a plenitud. Por lo
tanto, el análisis de este proyecto mejor encárguenseloa sus nietos.
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